martes, 9 de septiembre de 2014

Titular de prensa


“Un conductor ebrio circula treinta y cinco kilómetros en sentido contrario”
anuncia un titular de prensa de la mañana
y en la barra del bar se sonríe el cliente.
Todo parece estar estático,
suspendido en el tiempo
y la noticia se hace vieja al instante
de ser leída.

El hastío penetra por los poros de la piel ajena
y el rumor de la calle se apaga paulatinamente.
El titular está en la esquina derecha de cualquier página.
La verdad se interpreta como una saeta mortífera
que atraviesa la vida,
y se convierte en costumbre de barrio
como el despertar contracorriente
sin noticias de prensa.

Todas las tardes
termina la jornada
exenta de anhelos
y sin reseña alguna.
Las camas están frías
de sueños, el calor se ha ido con el alba.

Volverá a darse la vuelta a la ruleta de la rutina
gris, e impregnará el vacío
de seda anudado al nudo de una corbata
de día festivo.

Todo un día. Otro día
y la soledad se acomoda y penetra entre las rendijas
de la puertas con una desierto urbano,
que sestea en la barra de cualquier bar
y el aroma de un aguardiente espeso
se apodera de la garganta vieja y áspera
de un obrero finisecular.

Nunca será titulares de prensa
la rutina del hombre de chaqueta deslucida
ni los hechos diarios
que acaban en la sonrisa de un hombre simple,
tampoco la mano tendida del desahuciado
ni la mirada de hambre de razón,
tampoco la lectura de una página en que todo está por escribir,
ni los pasos perdidos de un adolescente lleno de expectativas,
tampoco el beso ajado de una madre
con hambre en los pechos.

Busco la tarde en que el cielo
dibuje cuerpos anónimos,
y palabras de titulares muertos.

Busco titulares sin noticia,
muecas de unos labios maduros,
y comisuras cansadas de rictus forzados.
Por buscar, busco la tarde sin noticias
y el alba de una mañana de olas mansas
que caliente las palmas
de mis manos
para volver a imaginar versos
en la bruma junto al lecho de un río lleno
de calmas
y silencios.