El
día que se te fue la juventud
Por
mirarte desde el otro lado de la quebrada
imagen
de la despedida,
se
tambalearon mis sienes
de
lado a lado de mi sustancia.
Y
agazapado, detrás de la espera,
he
visto como empalaga la noche
tu
piel en una muchedumbre de rocío negro.
Y
con el engrudo de un adiós agrio
y
rojo, se inhiesta en el abismo transparente
donde
se refleja y chapotea como un caballo desbocado
en
tu abandono.
Quise
asumirme en redentor de tu carne
y
me rodeé los pies de espuma
para
que no sintieras los pasos
acercarse
como cascabeles mudos.
Así
tu adiós se perdió en la mirada desde el otro lado
de
mi despedida.