martes, 24 de junio de 2014




Ojos negros de niñez

Me llaman con el corazón desprotegido.
Me gritan como un bosque talado.
Me suplican como una madre sin hijo.
Me adoran como un dios alado.

Frente tengo a esa tierra
saciada de odios,
desprovista de ternura,
a un lado las lágrimas secas
y al otro, gargantas mudas.

Oigo tu llamada,
escucho tu silencio
y atiendo a tu llanto callado del alba.  
Y así me miras con ojos negros,
negrura inmensa que me observas,
negrura que me humanizas,
negrura que mi sangre bebas.

Ojos de niñez eterna,
ojos de madre acogedora,
ojos de tierra adentro
que cabalgas por mi memoria.
Tú no entiendes de consejos,
de peligros ocultos,
de mentiras guardadas,
de desiertos al otro lado de la montaña.
Tú solo me miras 
con necesidad humana.

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