miércoles, 25 de junio de 2014

La mirada de un niño

Te diría que los olivos
limpiaron sus brazos
y su tez,
pero tengo la certeza
del que no quiere ver.

Te diría que las piedras
rajaron sus plantas,
pero tengo la incertidumbre
del que no tiene memoria.

Te diría que el río
se hundió en la tierra
contra su voluntad,
pero te mentiría
si estuviese convencido de mi afirmación,
por eso te diría,
que ni las piedras, que agrietan el alma,
ni el mismo río
donde habitan los dioses artificiales
tiene la conciencia de mis palabras,
ni la mirada de ese niño de la carretera
que un día me miró 
con la esperanza de que le comprendiera.

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