lunes, 23 de junio de 2014



En el vientre de Hércules

Pasajeros del otro mundo de los días que no tienen memoria.
Pasajeros de vuestros anhelos de propios
camináis donde sí definen esa línea 
de los dioses inciertos.
Pasajeros de vuestra misma historia,
mirad el atardecer
y conoceréis el origen de todas las cosas.

Apostareis a ser monstruo de humanidad,
en un inmenso lecho de espuma blanca,
entre nubes suspendidas,
que dirige sus férreas alas
hacia el otro costado del mundo,
hacia su otra mejilla ajada.

Donde la niñez quebrantada
interrogacon grandes sus ojos negros
y se aferra a la madre de escuálidos pechos
y de esperanzas corrompidas.
Donde la tierra pétrea dibuja senderos viejos  
y viejos pensamientos torcidos,
viejas historias,
viejas religiones,
y viejos hombres temidos.

Caminareis con los sentidos de par en par,
conn las manos abiertas
y encontrareis a Caín
y a la mujer de Adán,
y a epidermis agrietadas,
y a serpientes sin colmillos,
y a lenguas bífidas sin venenos, 
y a hombres sin esperanzas.

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