martes, 1 de julio de 2014

Tu imagen olvidada


Horas teñidas de salitre traen espuma de deseo,
en una tarde de julio,
humedecen la esquina de tu cuerpo.
Baten como una ventisca agridulce
tu imagen e hiende el amargo tedio
que me queda al final del atardecer velado
de esta espera de gris velo.

Horas de duermevela han fabricado
en el filo agreste de mi vida
tu imagen inequívoca del espejo arrinconado
de mi memoria,
y allí, escondida del olvido,
la recuerdo en este estío que carcome con lentitud ácida
las etapas nocturnas de balcones cerrados,
de faroles taciturnos,
de calles desiertas de ambiciones
de ventanas apagadas
y de pasos mudos.

Luces sin existencia
que no tienen necesidad de alumbrar cuerpos.
Luces que me recuerdan
como un fogonazo inmenso 
tu imagen olvidada en un recodo de mi cerebro.

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